domingo, 24 de junio de 2007

IN- Comfortably Numb: experiencias de pasillo en el mágico mundo de la academia...



Me siento abrumado. Esta entrada es rara. Pretendía ser una crítica, luego alzó sus alas y pretendió ser una propuesta, pero, al parecer, terminó siendo sólo un diagnóstico. Prefiero llamarle una opinión, en definitiva, una voz...


Aún recuerdo la primera vez que vine a humanidades, cuando aún no era universitario, y no existía la biblioteca, sino un monumental túmulo de polvo y escombros. Recuerdo la extraña asociación que se me vino a la mente: sus pasillos como esos pasillos lúgubres y fríos de un hospital, con ese cielo americano y los muros de concreto; y ese patio de pasto artificial sin fin, casi como esos cementerios nuevos que están de moda an la clase alta. Mi sensación general fue de turbación; recordé de inmediato mi sensibilidad al ver por primera vez el video de Comfortably Numb de Pink Floyd, con uniforme escolar y dosis de marigüana prensada en mi cuerpo. Mi análisis se fue en la volá de criticar el posmodernismo arquitectónico, la frialdad de los espacios, lo pretencioso de la fuente de agua y lo que aspiraba a ser, universidades gringas, cuicas, etc..


Hoy, varios años después de aquello, y casi al borde del egreso, conociendo bien esos pasillos y a las figuras variopintas que se mueven en ellos, vuelvo a sentir esa turbación. Ya no me siento atrapado y cohartado como en el colegio. No, ahora puedo pensar "libremente". Sin embargo, vivo un proceso extraño, en que no sólo cuestiono la sociedad en que vivo y sus mensajes, sino el proceso mismo de generación de conocimiento. Pero no logro hilvanar ideas claras, sólo esbozar una opinión oculta bajo el sentimiento general de turbación. Mi mente se enfrenta a un devenir complejo, el devenir-estudiante. Sólo tengo claras las percepciones sensoriales del fenómeno. Me siento entrecortado entre un sinnúmero de voces que recorren mi cerebro, llenándolo de mensajes extraños. Me siento perdido y extraño, tal como aquella vez en la PUC, con ganas de cambiar de piel, como en el video de la canción. Es igual que recorrer medio sedado los pasillos de un hospital viejo en la camilla antes de la operación (un sentimiento que conozco bien), donde todo se desdibuja en un sopor de luces regulares y movimientos frenéticos, bajo un sentimiento general un tanto agradable, un tanto tedioso. Todo, tal cual el video de la canción (q espero puedan ver).


La racionalización del proceso me es, por el contrario, un tanto difícil. Soy un extraño ser en vías de convertirme en académico o profesional, pero aún partícipe del complejo mundo de la cultura popular, de la familia de migrantes del campo que se matan trabajando para que su hijo estudie, soñando con el ascenso social. Aún no tengo esa distancia con ese mundo como para ser capaz de esa faena diseccionadora y de autopsia que es analizarlo y racionalizarlo. Pero tampoco soy parte propiamente tal del mundo q me crió, ya no creo tan inocentemente en sus ideales, no me creo a pie juntillas lo q pretenden darme, ni me tomo las pastillas con que quieren dormirme. En otras palabras: no puedo preguntarme si puede hablar el sujeto subalterno, pues sigo sintiendo sus latidos en el interior mismo de mis venas y pulsaciones. No puedo analizar completamente la industria cultural si estoy no sólo afectado por ella, sino moldeado. En otra palabras, no puedo tener la suficiente distancia crítica con el objeto de estudio, como para analizarlo. Sin embargo, ¿es eso necesariamente malo? Al aceptar esa distancia, los estudiosos de los grandes debates dejaron de preguntarse por el sujeto subalterno, y se acercaron más a preguntarse cuál academia debía tener la voz válida para hablar. Apagaron progresivamente la voz del sujeto subalterno. Mi turbación responde a este dilema: no me siento capaz de hacer hablar a través de mí al sujeto subalterno, pues no sé hasta que punto eso deba hacerse, y si se deba, no sé que tan buen representante sería. Finalmente me siento tan mudo como ellos. Repito: ¿eso será necesariamente malo? Tal vez al seguir sintiéndome mudo, puedo verdaderamente no escaparme en esos debates del olimpo, y mantener una voz sucia, compleja, aturdida, pero mía, mía hasta los huesos. Tal vez a estos grandes estudiosos les falte un poco de aturdimiento en su mirada, en su claridad conceptual racional les vendría bien un poco de confusión, de esa confusión q nace de cuestionar no sólo lo criticado, sino también al propio punto de enunciacion....


Y así, responder que SÍ, que el sujeto subalterno HABLA, y no sólo eso: vive, respira, y construye su realidad tanto como cualquiera. Así, quizás, contribuir a destruir esa misma etiqueta, tan arbitraria, tan generalizante, tan discriminadora, que más que analizar termina por subalternizar, acallar, dejar hablar sólo a los escogidos, a los que recorren con sus batas blancas y sus libros bajo el brazo esos pasillos enfermizos y nausabeaundos; que con el afán de curar idiotizan al enfermo, lo turban, lo llenan de capas de cerumen y putrefacción (como el video), y lo condenan al mareo y a la enajenación... Citando-deformando a Nelly Richards, pero en otro contexto: ¡No me ayude tanto compadre!

No tengo respuestas, sólo una sensación, pero unas ganas tremendas de, más que destruirlo todo como Pink destruye su habitación, de crear desde los márgenes, de reinventar, mutar, devenir interminablemente, sin encerrarme en estructuras ni conceptos ajenos. Pero en medio de esos debates sin respuesta, me pregunto si será un aporte, si servirá de algo. A esta altura del post aún no tengo una respuesta, sólo una duda y un tremendo dolor de cabeza. Pero algo no me falta: voz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho, mucho, tu comentario. Me parece muy inetresante ese sentimiento de estar ahí, en la bisagra, entre medio de la "academia" y de la "cultura pop" (las cremillas tienen ciertas pretensiones camp) y, sin embargo, al menos me dió la impresión de que no te quieres tirar ni para un lado ni para el otro: nada de ser o no ser, que así está bien.
Me gustó mucho también eso de la voz sucia... es bueno no pretender que hay voces limpias.
Por último a mi también me parece detestable que "el problema del subalterno" (uy!, que suena mal) se haya trasladado (reducido) a uno de la academia.
Saludos

Ángeles dijo...

“Te sientes entrecortado entre un sinnúmero de voces que recorren tu cerebro”. Esto que mencionaste me hizo muchísimo sentido: si resulta difícil auto representarse, más difícil aún es hablar coherentemente inmerso en esta confusión. Más allá del hecho de que uno en un determinado momento esté ocupando el lugar del subalterno, me parece ilusorio hablar desde “el lugar de uno” cuando ese lugar de enunciación está tan desdibujado por las avasalladoras voces que recorren nuestra cabeza. Tenemos voz, pero siento que muchas veces está dirigida a oídos sordos, que enarbolan sus propios discursos tan fuertemente que apenas escuchan su respiración… citando también a Pink Floyd me pregunto: Is there anybody out there? Me parece que no. Y difícil que alguien responda si aceptamos que el sujeto ha muerto (con esto aludo a Jameson y lo que señala respecto al ocaso de los afectos).
Te felicito por la entrada. Me angustió “in a good kind of way”.