lunes, 25 de junio de 2007

Disciplinamiento y resistencia: Los latidos de lo vivo bajo las botas del poder...








Las disciplinas, siguiendo a Foucault, van constituyendo un eje que domina, sistematiza, ordena y normaliza la vida individual y social del ser humano, a partir de la época clásica en adelante. El enemigo esencial, en este contexto, es la espontaneidad, el acto sin sustento, sin formar parte de un ciclo de conductas objetivadas, el acto "sin sentido". Ya se había constituído la sociedad normalizadora; el enemigo más que una disciplina alternativa (Pirque) se constituye en el sin razón, el regreso a los sectores más recónditos del alma humana, es el acto desprendido de su objetivo. La propia vida, en definitiva, se revela: "La vida como objeto político fue en cierto modo tomada al pie de la letra y vuelta en contra el sistema que pretendía controlarla".





"A History of Violence", de David Cronemberg, nos ejemplifica esta tensión. El protagonista vive en el mundo perfecto, encerrado y tradicional de los pequeños pueblos de EE.UU. Todo su mundo está pleno de rutinas pequeñas, tranquilas, cubiertas de buen humor y calma, "vida provinciana" diríamos en Chile. No existen escapes espontáneos, arranques extraños, "locura" como podría decírsele. Sin embargo, en el camino se revela la falsedad de aquello: el protagonista tenía una doble vida, que había tratado de olvidar sin éxito, fue un peligroso mafioso asesino de Filadelfia. La violencia vuelve, aflora entonces, antes incluso que se revele el engaño, como una forma de contradicción violenta , estertor de la violencia que no tenía formas legítimas de escapar en ese mundo normado y disciplinado. Y al revelarse su verdadera vida, no sólo cambia su relación con los demás, sino que ese mismo mundo de la paz cotidiana afincada en las normas tradicionales se va convulsionando por la espontaneidad que no logra evitar: la violencia, que ingresa a raudales en un círculo de lo agresivo, brutal y sin sentido.





Me gusta ese film como ejemplo, y me gusta la cita de Foucault, porque muestra cómo tras todo disciplinamiento surge la espontaneidad, la "barbarie" según los decimonónicos, lo "ineficiente" según nuestra cultura actual, lo vivo en definitiva. Sea en forma de violencia, pasión, protesta, juego, amor, grito, arte, literatura, etc., lo espontáneo emerge siempre, y amenaza con la potencia de su voz a la cómoda estabilidad de lo oficial. Es la cultura "desde abajo", que consciente o incosncientemente, se opone al disciplinamiento y lo ataca con sólo continuar viviendo, así sin más, espontáneamente, libremente; mutando, deviniendo, entretejiéndose entre los recovecos del discurso, y molestándolo continuamente. Es la fiesta, reflejada tan hermosamente por Joan Manuel Serrat (video y letra de la canción a un costado)





La industria cultural ligada al discurso oficial tiene siempre ese enemigo inocente, no declarado, pero tremendamente eficiente de lo local, lo popular, que se apropia de ella y la hace suya, la resignifica, le entrega nuevas voces, la deforma, y crea algo nuevo, único, verdaderamente propio. Es la misma porfía del americano que, tras la llegada de los españoles, no puede evitar la desestructuración de sus tradiciones, pero conserva resabios de ellas, se niega inconscientemente a aceptar literalmente las nuevas doctrinas y las malinterpreta, las deforma, las mezcla con sus concepciones, y crea algo nuevo, único, plenamente suyo, donde se oye su voz con toda la potencia creativa de su ser. Ahí está el día de los muertos de méxico, el Barroco quiteño o cuzqueño, las animitas chilenas, el cuasimodo, los juegos y fiestas populares, etc. etc. La misma porfía de las diversiones populares del siglo XIX, tan atacadas por la oficialidad (cuando el ocio se transformó en enemigo), que para sobrevivir mutaban, se revolvían, se adaptaban, creaban en definitiva.





Así, el Homo Ludens (Huizinga) se dedica a jugar con las normas y lo dado, a vivir entre los márgenes, a crear espontánea y desenfrenadamente nuevas formas a partir de lo que pretenden imponerle. Es un juego tremendamente serio, el juego de la sobrevivencia del yo, de la lucha contra la uniformidad, contra la alienación, contra la enajenación. La fiesta, el carnaval bajtiniano, el descontrol, la tradición de nuestro campo profundo, son muestras claras de aquello. Tal como las poblaciones "conflictivas" durante la dictadura llenaban de colores sus calles, enarboladas de banderas, mientras ingresaban los militares a cumplir su faena represora. Sobrevivir, llenar de colores la vida. Gesto tan diverso al embanderamiento de "Balcones con banderas" de Carlos Cerda, donde se celebra el triunfo del golpe militar. NO, esto es distinto, es un estertor de color, de vida, de potencia creadora.





Es hora de reinvindicar el "Ingenio del chileno" (y del lationamericano en general), y situarlo en el lugar que merece: no como el obstáculo de la modernización (como pretenden hacernos ver), sino como el último resabio que nos queda de esa vida creativa que sigue volviéndose en contra de ese sistema que pretende controlarla...














Comfortably Numb: el link




La tecnología me ganó. Traté de subir un video de youtube con el tema Comfortably Numb para ilustrar mi entrada anterior, pero tras horas de pelea me rendí. Así es que, para los que les interese, les envío el link:



Además, al final del Blog aparecen cuatro videos. Pinchen en el segundo y, con un poco de paciencia, aparecerá arriba ante vuestros ojos... Además, hay otros temas de Pink Floyd para que se deleiten... No todo debe ser crítica/o...

domingo, 24 de junio de 2007

IN- Comfortably Numb: experiencias de pasillo en el mágico mundo de la academia...



Me siento abrumado. Esta entrada es rara. Pretendía ser una crítica, luego alzó sus alas y pretendió ser una propuesta, pero, al parecer, terminó siendo sólo un diagnóstico. Prefiero llamarle una opinión, en definitiva, una voz...


Aún recuerdo la primera vez que vine a humanidades, cuando aún no era universitario, y no existía la biblioteca, sino un monumental túmulo de polvo y escombros. Recuerdo la extraña asociación que se me vino a la mente: sus pasillos como esos pasillos lúgubres y fríos de un hospital, con ese cielo americano y los muros de concreto; y ese patio de pasto artificial sin fin, casi como esos cementerios nuevos que están de moda an la clase alta. Mi sensación general fue de turbación; recordé de inmediato mi sensibilidad al ver por primera vez el video de Comfortably Numb de Pink Floyd, con uniforme escolar y dosis de marigüana prensada en mi cuerpo. Mi análisis se fue en la volá de criticar el posmodernismo arquitectónico, la frialdad de los espacios, lo pretencioso de la fuente de agua y lo que aspiraba a ser, universidades gringas, cuicas, etc..


Hoy, varios años después de aquello, y casi al borde del egreso, conociendo bien esos pasillos y a las figuras variopintas que se mueven en ellos, vuelvo a sentir esa turbación. Ya no me siento atrapado y cohartado como en el colegio. No, ahora puedo pensar "libremente". Sin embargo, vivo un proceso extraño, en que no sólo cuestiono la sociedad en que vivo y sus mensajes, sino el proceso mismo de generación de conocimiento. Pero no logro hilvanar ideas claras, sólo esbozar una opinión oculta bajo el sentimiento general de turbación. Mi mente se enfrenta a un devenir complejo, el devenir-estudiante. Sólo tengo claras las percepciones sensoriales del fenómeno. Me siento entrecortado entre un sinnúmero de voces que recorren mi cerebro, llenándolo de mensajes extraños. Me siento perdido y extraño, tal como aquella vez en la PUC, con ganas de cambiar de piel, como en el video de la canción. Es igual que recorrer medio sedado los pasillos de un hospital viejo en la camilla antes de la operación (un sentimiento que conozco bien), donde todo se desdibuja en un sopor de luces regulares y movimientos frenéticos, bajo un sentimiento general un tanto agradable, un tanto tedioso. Todo, tal cual el video de la canción (q espero puedan ver).


La racionalización del proceso me es, por el contrario, un tanto difícil. Soy un extraño ser en vías de convertirme en académico o profesional, pero aún partícipe del complejo mundo de la cultura popular, de la familia de migrantes del campo que se matan trabajando para que su hijo estudie, soñando con el ascenso social. Aún no tengo esa distancia con ese mundo como para ser capaz de esa faena diseccionadora y de autopsia que es analizarlo y racionalizarlo. Pero tampoco soy parte propiamente tal del mundo q me crió, ya no creo tan inocentemente en sus ideales, no me creo a pie juntillas lo q pretenden darme, ni me tomo las pastillas con que quieren dormirme. En otras palabras: no puedo preguntarme si puede hablar el sujeto subalterno, pues sigo sintiendo sus latidos en el interior mismo de mis venas y pulsaciones. No puedo analizar completamente la industria cultural si estoy no sólo afectado por ella, sino moldeado. En otra palabras, no puedo tener la suficiente distancia crítica con el objeto de estudio, como para analizarlo. Sin embargo, ¿es eso necesariamente malo? Al aceptar esa distancia, los estudiosos de los grandes debates dejaron de preguntarse por el sujeto subalterno, y se acercaron más a preguntarse cuál academia debía tener la voz válida para hablar. Apagaron progresivamente la voz del sujeto subalterno. Mi turbación responde a este dilema: no me siento capaz de hacer hablar a través de mí al sujeto subalterno, pues no sé hasta que punto eso deba hacerse, y si se deba, no sé que tan buen representante sería. Finalmente me siento tan mudo como ellos. Repito: ¿eso será necesariamente malo? Tal vez al seguir sintiéndome mudo, puedo verdaderamente no escaparme en esos debates del olimpo, y mantener una voz sucia, compleja, aturdida, pero mía, mía hasta los huesos. Tal vez a estos grandes estudiosos les falte un poco de aturdimiento en su mirada, en su claridad conceptual racional les vendría bien un poco de confusión, de esa confusión q nace de cuestionar no sólo lo criticado, sino también al propio punto de enunciacion....


Y así, responder que SÍ, que el sujeto subalterno HABLA, y no sólo eso: vive, respira, y construye su realidad tanto como cualquiera. Así, quizás, contribuir a destruir esa misma etiqueta, tan arbitraria, tan generalizante, tan discriminadora, que más que analizar termina por subalternizar, acallar, dejar hablar sólo a los escogidos, a los que recorren con sus batas blancas y sus libros bajo el brazo esos pasillos enfermizos y nausabeaundos; que con el afán de curar idiotizan al enfermo, lo turban, lo llenan de capas de cerumen y putrefacción (como el video), y lo condenan al mareo y a la enajenación... Citando-deformando a Nelly Richards, pero en otro contexto: ¡No me ayude tanto compadre!

No tengo respuestas, sólo una sensación, pero unas ganas tremendas de, más que destruirlo todo como Pink destruye su habitación, de crear desde los márgenes, de reinventar, mutar, devenir interminablemente, sin encerrarme en estructuras ni conceptos ajenos. Pero en medio de esos debates sin respuesta, me pregunto si será un aporte, si servirá de algo. A esta altura del post aún no tengo una respuesta, sólo una duda y un tremendo dolor de cabeza. Pero algo no me falta: voz